La ultima desgracia
Soy familiar de un afectado por la explosión de gas del pasado mesde enero en Santa Coloma de Gramenet. Parece que el Ayuntamiento deSanta Coloma quiere hacer creer que su actuación en los días siguientesal drama ha sido intachable. No ha sido mala, pero podría haber sidomejor y creo que cumplía su deber al servicio de los ciudadanos. Esperoque esta campaña en los medios de comunicación no sea para hacer creerque no buscan especular con los terrenos del descampado o hacerpolítica para las votaciones del próximo año.
La última desgracia sufrida por los afectados del número 66 ha sido elrobo y expolio de sus pertenencias entre las ruinas teóricamentevigiladas y cuyo proceso de selección iba a ser meticuloso. Y tanmeticuloso, porque no ha aparecido ni un televisor, ni una joya, ni unobjeto de valor. Han aparecido fotos, pero los marcos de plata no; hanaparecido bolsos, pero sin nada dentro. ¡Saber que se han llevadosentimientos y partes de una vida! Vergonzoso. ¿Qué les falta sufrir aestas víctimas? ¿Qué pretende la consellera Montserrat Tura diciendoque no olía a gas y que se actuó según el protocolo de escapes de gasen la vía pública cuando los vecinos no podían respirar y el perímetrode seguridad estaba a 200 metros? Si hay tantos escapes en la víapública en Barcelona y cortan las calles a 200 metros, no se podríaandar por la ciudad. Sólo falta que consiga que los Mossos incriminen aalgún vecino del inmueble por haber dado la luz y detonar la monumentalacumulación de gas. Es vergonzoso.
¿Y qué pretende por su parte Gas Natural? Estas familias sólo quierencomenzar una vida y que nadie pase lo que ellos vivieron y han desoportar todavía hasta un futuro que se ve muy lejano.