Un incendio provoca el caos en Can Ruti
La consejera de Salud, Marina Geli, se reunió con el comité de crisis del hospital, igual que hizo el pasado mes de septiembre con el del Vall d'Hebron cuando se quemó la central eléctrica del hospital. Geli aseguró ayer que el de Can Ruti resultó «más aparatoso que grave». Las llamas afectaron a una parte del cableado, por lo que la electricidad de Can Ruti funcionará con la ayuda de dos grupos electrógenos.
Por la tarde, los pasillos de la planta baja del centro seguían abarrotados de personal médico y pacientes. La luz no volvió hasta pasadas las 20.00 horas.
Hoy será el día clave para que Can Ruti recupere la normalidad. El hospital ha desprogramado 1.000 consultas externas y 50 intervenciones quirúrgicas. La dirección confía en que esta mañana se restablecerán el teléfono y los servicios informáticos. Geli destacó que «la respuesta fue extraordinaria» y señaló la ayuda de 30 voluntarios de Badalona, así como de los Mossos, Bomberos, Guardia Urbana y Servicios de Emergencias Médicas.
- La espectacular humareda originada en los vestuarios obligó a evacuar a un centenar de pacientes
En menos de 40 minutos, el fuego estuvo bajo control. Sin embargo, el humo se propagó de tal forma que se tuvieron que evacuar las tres primeras plantas del edificio general. La nube de humo ascendía por las plantas mientras pacientes y sanitarios buscaban la salida. Ana Pérez, radióloga, se encontraba en la planta baja realizando una ecografía de cráneo a un niño cuando vio el humo: «Médicos y enfermeros cogimos a los bebés de las incubadoras y los trasladamos a otra planta». Las luces y la maquinaria electrónica comenzaron a apagarse, lo cual contribuyó a aumentar la sensación de pánico y caos. En ese momento, había ingresados 566 pacientes en el centro.
El fuego tuvo su origen en los vestuarios del sótano del hospital, el cuarto más grande de Cataluña. La dirección informó ayer de que no se sabían las causas del fuego. Los bomberos cortaron la luz, el gas, el agua y el teléfono. Además, se montó un hospital de campaña frente a una de las entradas para atender a los pacientes que no podían permanecer en sus habitaciones.
Los ascensores dejaron de funcionar. «Hemos tenido que evacuar a los pacientes en silla de ruedas por las escaleras de emergencia», explicaba Carme, administrativa. La situación de urgencia y el miedo provocaron un desalojo desde diversos frentes: desde los habituales accesos hasta las escaleras de incendio o las ventanas. Marc, sentado en la acera junto a su hermana y su abuela enferma de Alzheimer, esperaba ayer durante el desalojo noticias de su abuelo, ingresado en urgencias. Nadie parecía saber nada.