Un pastor lleva cada día 50 ovejas a pastar en el parque fluvial del Besòs
«Siempre pasto en este río, nunca salgo de aquí», explica Simón tras almorzar en campo abierto. «Ya llevo dos años», añade. Sus animales también aprovechan para tomar algún bocado. «La hierba es mala, es hierbajo de río, y el agua no es muy buena, siempre se me desgracia alguna oveja por culpa de esto, pero en general están gordas y majas», comenta antes de añadir rápidamente: «Las tengo todas declaradas, con chapa, y las llevo al veterinario». «Las crío, nada más, y las vendo para criar o matar en el matadero».
Tras jubilarse, Simón decidió dedicarse a su profesión original, que ahora se ha convertido en una devoción. «Las tengo como hobby», dice. Aunque la afición, quizás, durará poco tiempo más. «Las normativas se complican y ahora te obligan a poner chips y otras pegas, seguramente lo dejaré en breve», anuncia. De momento, se le puede ver a diario por los lechos del Besòs, a veces en Montcada i Reixach, otras en Santa Coloma y a menudo en Barcelona.
LaVanguardia – El parque fluvial del río Besòs está recuperando, poco a poco, la flora y la fauna que le son características. Pero ni los naturalistas más optimistas hubieran sospechado nunca que sus hierbas y sus aguas sirvieran para alimentar actualmente unas 50 ovejas, seis cabras y una decena de terneros. Este rebaño tan heterogéneo pasta cada día en el parque, entre fábricas, edificios y grafitis. Su pastor es Antonio Simón, que tras su jubilación ha decidido retomar la profesión de su infancia.
Cada día, llueva o haga sol, Antonio Simón sale de un terreno que tiene en Montcada i Reixach equipado con un bastón y una alforja, y recorre a pie algunos kilómetros del parque fluvial del río Besòs. Le sigue un rebaño de ovejas con alguna cabra y unos cuantos terneros, vigilados de cerca por dos perros. Antonio es un pastor de los de toda la vida en un entorno urbano por antonomasia.